La historia de nuestra Roma.

Te pedí que encendieras las luces,
y tú fuiste y encendiste todas las estrellas.
Te pedí que me dibujaras una sonrisa,
y tú fuiste y me hiciste feliz.
Te pedí un poco de cariño,
y tú me entregaste tu corazón en mano.
Te pedí que me dijeras cualquier cosa,
menos te quiero hasta que no llegaras a sentirlo
de verdad.
Te pedí que me hicieras olvidar el frio
y nos acurrucamos juntos en el sofá.
Te pedí que no me dieras nada
de lo que te pidiera porque contigo
ya lo tenia todo.
Y tú fuiste y me diste todo a cambio de nada.
Me dijiste te quiero sin pronunciarlo,
tú fuiste y me miraste
y nos callamos
y nos besamos
y nos quisimos hasta que fundimos el amor,
desgastamos el amor de tanto querernos,
nos lo dimos todo sin pedir nada el uno al otro,
y ahora...
no nos queda nada a ninguno.
Esta fue nuestra roma o amor al revés
un amor que termina en ruinas.

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La cura de la soledad

¿Quién cura la soledad?
Puedes tener todo, unos bonitos zapatos, la sonrisa más maravillosa o un bonito tiempo para malgastarlo en soledad.
La compañía cura, se te olvidan las penas y florecen las alegrías. Pero luego viene el dicho que dice que es mejor estar solo que mal acompañado. No es del todo cierto ya que por un lado a veces si es mejor estar solo, pero por otra parte ¿Quien nos va a sacar sonrisas, decirnos lo guapas que vamos o simplemente darnos un abrazo como afecto de cariño?
¿Quien nos da eso cuando estamos solos? De nada nos sirve tener a nuestra disposición nuestro CD favorito, un libro que leer, o un móvil con miles de relaciones sociales (para mantener el contacto con supuestas amistades, familiares, o simples conocidos que luego en los momentos de soledad no aparecen por ningún lado). Que si, que todo esto sirve para matar el rato, pero si lo haces para matar el tiempo te estas matando a ti. Ahora sí, si escuchar música, leer, cantar, salir a correr... Es tú hobby enhorabuena, has pasado de estar matando absurdamente tu tiempo, a empezar a vivir y a disfrutar cada instante de la vida, aunque sea sin compañía alguna.

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la canción final

Emoción de festival
música de fondo
el guitarrista dándolo todo
el batería meneando la cabeza
el cantante dejándose la voz.
Una multitud no parando de bailar
                                              saltar
                                              cantar
 todo al mismo tiempo.

Esa noche todos hicieron historia
cada uno la suya.
La que perdió la vergüenza,
él que fue a pedir una cerveza y se enamoró,
los que se olvidaron del resto del mundo,
los que ampliaron sus amistades
los que lo dieron todo canción tras canción
los que ... (a libre imaginación).

Los confetis de la actuación final se quedaron parados en el aire
todo quedo congelado por unos instantes
y ese momento de felicidad se quedó para siempre.

Momentos de verano que nos dan la vida.

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