Los fallos de los que te arrepientes rechistan y te echan en cara que en ese momento estabas haciendo lo que te daba la gana. Actuaste como actuaste, hiciste lo que sentías, y ahora no hay nada de lo que arrepentirse.
¿Tanto cuesta?
Cuesta, pues con el paso del tiempo vamos madurando, la vida nos hace cambiar nuestra manera de pensar con un golpe de realidad, y por eso nos arrepentimos de cosas que hicimos. Pero da igual, porque hagas lo que hagas ya forma parte de tu vida, de tu historia y ya no hay manera de cambiarla, así que aprende de tus fallos. Ya están cometidos, ya da igual. Tómatelo como todas aquellas lecciones que no te dieron en el colegio y te las dió la vida de manera gratuita. Ya da igual, así que mejor aprende.
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